La equidad, el bienestar, la educación de calidad, la democracia, la paz… la felicidad, no son metas a las que se llega y que se mantienen para siempre. Son rutas por las cuales se transita y que deben estar en constante construcción y reconstrucción; deben ser cuidadas, renovadas, protegidas, preservadas. Si se descuidan y se abandonan, se deterioran o incluso se pierden. En ese sentido, con toda razón dice el poeta uruguayo Mario Baenedetti: