La Dra. Magda Sandí Sandí, decana de la Facultad de Educación comparte una reflexión sobre la educación costarricense y su contexto actual.
En los últimos cinco años, la educación costarricense se ha visto afectada por varios problemas y eventos que han obligado a las autoridades en la materia a tomar decisiones cruciales sobre el rumbo del sistema educativo costarricense. Se pueden mencionar algunos de ellos, tales como: las huelgas del sector educativo, la carencia de una adecuada y veloz banda ancha para la comunicación por internet, la pandemia provocada por el COVID-19, el desempleo, la difícil situación económica provocada por una crisis fiscal de grandes dimensiones, la brecha existente entre la calidad de la educación primaria y secundaria de carácter pública y privada. Estos y otros eventos han agudizado los problemas estructurales, administrativos y financieros para sostener los planes y programas educativos a nivel nacional.
Un hecho innegable es que la educación en general requiere de una urgente y rápida transformación en los procedimientos administrativos y curriculares, así como en la normativa en materia educativa, que respondan a las necesidades del país. Al respecto, organismos como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la Unesco y la OCDE han advertido sobre los grandes retos y desafíos que debemos enfrentar los países del mundo para lograr una reactivación de las economías, así como de los diferentes sectores productivos que proveen bienes y servicios para la ciudadanía. La Educación es quizá uno de esos sectores que más resiente los embates de las decisiones en materia fiscal y tributaria que, a su manera, generan problemas económicos, ya que limitan las oportunidades para los diferentes sectores de la sociedad.
A través de los años, la educación se ha considerado un motor de movilidad y transformación social, es decir que los procesos de formación escolarizada desde el nivel básico hasta el nivel superior le garantizan a la sociedad una mejora sustancial en su nivel de vida, proporcionan oportunidades laborales bien remuneradas, así como bienestar y satisfacción a nivel personal.
Mediante datos, gráficos y figuras con su respectiva interpretación, el pasado 1.° de setiembre la presentación de los resultados del Octavo Informe de la Educación evidenció la situación educativa del país. Este panorama no es diferente al de los años anteriores, solo que a raíz de la pandemia se han agudizado los problemas que han venido a debilitar la educación costarricense desde hace un par de décadas atrás.
Es claro que los datos muestran vacíos, debilidades y deficiencias en el sistema educativo costarricense. Las diferentes entidades e instituciones vinculadas directamente con la educación, como el Ministerio de Educación Pública y las universidades públicas estatales, tenemos una importante participación en la solución de los problemas señalados. No obstante, hay situaciones que se presentan en el informe que corresponden a entidades gubernamentales o instituciones autónomas, como el ICE y Fonatel, que deben garantizar a la ciudadanía el acceso a internet con una conectividad adecuada y eficiente.
Las instituciones de educación superior pública, en particular la Facultad de Educación de la Universidad de Costa Rica, deben analizar con cautela y con atención estos resultados, ya que las instituciones y entidades involucradas deben buscar soluciones inmediatas, así como de mediano y largo plazo con un enfoque multidisciplinario y de manera colectiva. Es decir, se requiere de un acuerdo nacional en el que participen todos los sectores, se escuchen todas las voces y se hagan lecturas de los diferentes contextos del país.
Ver nota completa en sitio UCR: https://www.ucr.ac.cr/noticias/2021/09/20/voz-experta-un-acuerdo-nacional-para-el-mejoramiento-de-la-educacion-de-nuestro-pais-es-una-posible-ruta-para-los-proximos-anos.html