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Cátedra Emma Gamboa analizó la importancia y el impacto de la actividad física moderada en la salud

La Cátedra Emma Gamboa del mes de setiembre estuvo a cargo de la Escuela de Educación Física y Deportes (EDUFI), ofreció la Conferencia: Cuando las enfermedades cardiometabólicas nos visitan actividad ¿puede la actividad física ser una herramienta para la atención? que se encargó de analizar la importancia y el impacto de la actividad física moderada en la salud de las personas.


Catedra-cardiometabólicas

La Cátedra Emma Gamboa del mes de setiembre estuvo a cargo de la Escuela de Educación Física y Deportes (EDUFI), ofreció la Conferencia: Cuando las enfermedades cardiometabólicas nos visitan actividad ¿puede la actividad física ser una herramienta para la atención? que se encargó de analizar la importancia y el impacto de la actividad física moderada en la salud de las personas.

La experta a cargo fue la Dra. Jessenia Hernández Elizondo quién hizo un repaso sobre las recomendaciones en tiempo y frecuencia para hacer actividad física. Un mínimo aceptable de ejercicio moderado son 30 minutos diarios cinco veces a la semana, es decir cumplir unos 150 minutos semanales. Además, aseguró que puede practicarse de forma acumulativa, o sea  se puede hacer ejercicios en diferentes momentos del día; por ejemplo 15 minutos en la mañana y 15 minutos por la noche.

Otra opción válida es ejercitarse 75 minutos a la semana, pero de forma más intensa que moderada. Para ilustrar, dos días a la semana ejercicio de fortalecimiento muscular, como natación, atletismo o sentadillas.

Desde el punto de vista científico, debe haber un gasto energético entre 700  y 1000 calorías por semana para prevenir y evitar enfermedades cardiometabólicas. Ante esto, la investigadora de EDUFI mostró cómo hacer ejercicio, inclusive en la oficina, para ello hizo sentadillas con la ayuda de una silla.

Catedra-cardio02Además, durante la conferencia se recomendó tomar algunas medidas o rutinas que favorecen la adopción de una vida más activa físicamente, entre ellas usar ropa y calzado cómodo para aprovechar cualquier oportunidad para “moverse” o hacer algún ejercicio.

Otra recomendación fue evitar estar frente a una computadora más de una hora seguida, comportamiento que es bastante frecuente en el ambiente universitario; por consiguiente señaló la necesidad de hacer unos minutos de ejercicio por hora.

Aunado a esto, citó los beneficios del transporte activo, esto se refiere a utilizar medios de transporte que impliquen al menos un trayecto de ejercicio, en este caso destacó el caso del Edificio de parqueos de la Ciudad de la Investigación, UCR; que implica para muchos usuarios y usuarias unos 10 minutos de caminata que suman a la salud de funcionarios y estudiantes.

Para esta académica experta, la clave es fomentar un cambio de mentalidad que permita a las personas volverse físicamente activos; para ella se inicia con pequeños cambios en la cotidianidad, como subir escaleras en lugar de utilizar el elevador.

La primera pregunta que debería hacerse una persona es si se considera una persona activa (hace actividad física con regularidad), inactiva (lo intenta pero no hace lo suficiente) o sedentaria (no hace nada). Y tomar acciones concretas a partir de esta realidad.

La profesora Hernández Elizondo insistió que hacer poco ejercicio es mejor que no hacer nada, sin importar la edad en que se inicie una rutina de ejercicio.

Para crear conciencia en la relevancia del tema, se aprovechó el espacio para valorar el impacto positivo de la actividad física en la salud; entre los beneficios más palpables se ha observado con el mejoramiento de destrezas de agilidad, balance, coordinación, rapidez y potencia muscular.

En la segunda parte de la conferencia, luego de apreciar los aportes a la salud, se procedió a analizar cuándo la actividad física puede ser prescrita como una herramienta de atención ante padecimientos cardiometabólicos.

Ya sea para prescripción ante problemas de salud o para bajar de peso no saludable, la actividad física debe ir más allá de la moderada y superar el mínimo señalado anteriormente; siempre acompañado de la asesoría de entrenadores.

Para ello, la Dra. Hernández Elizondo insistió que ante situaciones de atención, lo conveniente es la adopción de un programa de ejercicios individualizado, guiado por una persona experta. Esto se conoce como Plan de Ejercicio Smart, que debe ir más allá de una actividad moderada como cardio.  El plan debe ser específico, medible, realizable, realista y muy importante, con fecha de caducidad.

Hasta el momento, a nivel científico se ha logrado encontrar una relación entre la actividad física y la reducción en la frecuencia y dosis de medicamentos. No obstante, si ya existe un padecimiento cardiometabólico no se ha comprobado que ayuda con su remisión.

Así que la cátedra fue un espacio para motivar cambios hacia la adopción de una vida más activa físicamente que tiene amplios beneficios en la salud mental y física.